Kuaya’a kue ni tashi kui ño’o nikitsa’a ni. Pasele ya que esta en su pueblo


Kuaya’a kue ni tashi kui ño’o nikitsa’a ni. Pásele ya que esta en su pueblo




Sunday, May 8, 2016

Gracias por todo mamá

Hay una infinidad de historias y recuerdos que compartir. Pero para no aburrir, aquí comparto los momentos más sobresalidos de mi vida en la niñez la lado de mi bella mamá.
Mi mamá hacía todo con tal de no vernos sufrir. Yo era uno de esos escuincles que parecía chicle y no me despegaba de mi mami. Por esa razón, ella decidió un día llevarme con ella a la capital mexicana para ver a mi papá en el hospital donde él se encontraba internado. Claro, no había dinero para cubrir el costo del pasaje. Así que mi pobre mamá me pidió que yo me metiera debajo de los asientos del autobús. Y así tuve que cederle a ese requisito de mi mamá. Viaje así por varias horas de la noche. Ya casi llegando a la ciudad de México fue cuando me pude salir debajo del asiento y asomar la cara y así pudo sentarme un poquito al frente de ella. 
          Y de niño, uno no sabe que las cosas se consiguen con dinero. Yo le pedía que mi mamá me comprara cosas y ella tenía que decirme que no había dinero. Ahora que mis hijos me hacen lo mismo, entiendo el dolor que mi mamá tragaba cada vez que tenía que decirme que no había dinero. Esos son los momentos que más aprecio de mi mamá porque no me regañaba y solo me trataba de explicar por qué no había dinero o lo poco que había era para los gastos necesarios.
Otro recuerdo es donde mi mamá nos daba las tortillas calientitas recién salidas del comal para comer y a veces nos preguntaba si lo queríamos mojados en la salsa. Nomás me acuerdo de esos bellos momentos de disfrutar una tortillita recién salida del comal, me da nostalgia porque esos momentos quizás no se vuelvan a repetir y mi mama está llegando a una edad donde ya no puede desempeñar sus actividades diarias. 
Otros recuerdos son esos momentos donde yo veía a mi mamá sufrir por dentro al ver su rostro cuando mis hermanas o hermanos que estudiaban lejos necesitaban dinero y no había de donde sacarlo. Ella fue tan fuerte que aun así, seguía luchando sea vender frutas en la plaza, hacer pólvora para llevarlas a vender o conseguir prestado. Ella nunca se dio por vencida. Más bien ella nos animaba a seguir estudiando porque ella nos decía que la educación es una llave para el progreso. 
También me acuerdo de la triste y a la vez la esperanzada mirada de mi mamá en el día que me subí al carro para empezar mi jornada para los Estados Unidos. Ella mostraba sufrimiento al verme iniciar un viaje sin garantía a nada. Ha de haber sido un momento difícil para ella dejarme separarme de la familia a los 15 años.

Hay tantas cosas que contar y de seguro que así es en la vida de cada uno de nosotros los inmigrantes y enemigos del TRUMP